Page 169 - Revista de Occidente o la modenidad española

men de Franco a la instalación y difusión del Instituto de Humanidades en Madrid. No. No sólo por todo ello, cabe insistir, sino por llevar los grandes temas de nuestro tiem- po a la discusión pública mediante las publicaciones pe- riódicas, sacar a la universidad de su burbuja endogámica y ocupar con razón y sentido los escenarios culturales.
En la actitud de Ortega cabe pensar —alguno lo ha hecho y lo ha publicado— en cierta contradicción, pues ¿cómo alimentar la formación de élites rectoras y, al mismo tiempo, crear el germen —a través de las empresas cultu- rales de largo y ancho impacto— de mayoritarios grupos de lectores, profesionales de muy distintas y distantes procedencias que se sienten cómplices y cercanos? ¿Cómo proteger a esas minorías regeneradoras frente a un con- cepto de cultura cuyo fundamento se asienta en que toda acción del espíritu es una expresión de libertad? La ac- ción pública de Ortega —en este caso centrada en Revista de Occidente— tiene su marca de inquebrantable mo- dernidad al entender que las empresas culturales, con su marco de expansión, con su capacidad de crear opinión en los medios de comunicación de masas, de representar el imaginario colectivo de grupos de ciudadanos en los que la línea de separación entre alta cultura y cultura popular cada vez se hace más nebulosa, exigen —he ahí el acierto orteguiano— un modelo de formación, comunicación e información algo más que peculiar. El catálogo que incor- pora Ortega a la vida española queda expuesto, fijado en las páginas de la Revista: concepto abierto de cultura, an- ticipación de la unión europea, proyección hacia América, irrupción de las masas, presencia de los intelectuales en los medios de comunicación, transformación de
la idea de libro, papel y misión de la universidad, impulso a las humanidades y a la investigación científica como una misma acción, atención a la tecnología como instrumento de transformación y renovación social. Por
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