Page 249 - Perú indígena y virreinal
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lima, ciudad ilustrada RAMÓN GUTIÉRREZ
La fundación de Lima en 1535 marca la culminación en Sudamérica del proceso de formulación de la traza urbana del damero que habría de nor- malizar legalmente Felipe II en 1573 en sus Ordenanzas de Población. La nueva capital virreinal, organizada según los patrones del pensamiento renacentista, integró a su trazado las antiguas huacas y definió el carácter de centralidad de su plaza mayor.
Los conventos que ocupaban extensas áreas urbanas configuraron los barrios, mientras que las comunidades indígenas fueron trasladadas de la zona del río Rimac al núcleo reduccional del «Cercado».
Hacia fines del siglo XVII la ciudad desarrolló —con motivo de las ame- nazas de los corsarios europeos en el Pacífico— su sistema de defensas: el fuerte del Real Felipe en el puerto de El Callao y el amurallamiento del casco urbano. El diseño del jesuita Juan Ramón Coninck englobaba el «Cercado» indígena y algunas tierras de labor que permitirían sostener la ciudad en caso de un sitio prolongado.
En el siglo XVIII la pequeña corte virreinal mostró todo su esplendor en el apogeo de las ritualizaciones barrocas. Más de la mitad de los días del año eran protagonizados por fiestas que recordaban a los patronos titulares de templos, conventos, cofradías, gremios y hermandades. A ellas se sumaban las fiestas cívicas metropolitanas y las propias de las autoridades coloniales.
En la ocasión la ciudad se engalanaba creando escenarios efímeros en sus espacios públicos y sus calles se convertían en vías sacras. Tapices, cua- dros, platería, eran exhibidos desde los balcones y ventanales, mientras los altares efímeros y cruceros marcaban los hitos de los recorridos ciudadanos.
Las casas de la nobleza y de las burguesías comerciantes o de los fun- cionarios se engalanaban con mobiliarios fabricados por ebanistas locales o piezas importadas, incluyendo muchas de ellas una habitación destina- da al piano.
La riqueza de la minería se manifestaba en la presencia de vajillas de plata maciza delicadamente trabajadas por los orfebres limeños o por los paleros de Cuzco, Puno y Arequipa.
La Iglesia católica, convertida en el centro del mecenazgo artístico, encomendaba series de lienzos no solamente a los talleres locales sino también a los más connotados pintores del Cuzco y a los escultores de Quito. Ellos complementarían en los siglos XVII y XVIII las importantes pie- zas que anteriormente habían sido remitidas desde los talleres sevillanos para los templos limeños. Inclusive podemos encontrar series proceden- tes de la Nueva España (México), marfiles de Filipinas y cerámicas de pro- cedencia oriental.
La pintura civil, más limitada cuantitativamente, se centraría en los retratos de los virreyes, obispos, funcionarios e integrantes de la nobleza local, aunque también es posible encontrar series con temas literarios (El Quijote), de la mitología o de paisajes y batallas.
La acción ilustrada, con un sesgo afrancesado, puede verificarse prin- cipalmente durante el mandato del virrey Amat que impulsó la renovación de la vida urbana limeña con la creación del Paseo de Aguas y la cons- trucción de la plaza de toros de Acho en el barrio del Rímac.
El gusto por el rococó y las innovaciones del barroco tardío se expre- san en la planta oval del templo de las Huérfanas y la incorporación de los primeros cementerios, como el realizado en San Francisco. Sin embargo la persistencia de los túmulos funerarios barrocos (aun en tiempos de Carlos III) recoge la tradición de «la muerte arquera» y rati- fica el proceso de integración del mundo indígena a las artes que se manifestaba muy abiertamente en las regiones del altiplano y en la sie- rras cusqueña y arequipeña.
Lima testimonia emblemáticamente en su arquitectura y el equi- pamiento este deseo de acceder a una modernidad ilustrada mientras los nuevos gustos de la corte madrileña van imponiendo un neoclasi- cismo en pugna dialéctica con el sentimiento barroco de sus habitan- tes. Las obras tardías del presbítero Matías Maestro, en tiempos de los últimos virreyes, testimonian el cierre del ciclo ilustrado antes de la independencia.
[ 256 ] CATÁLOGO. PERÍODO VIRREINAL