Page 195 - Perú indígena y virreinal
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  territorio, ciudad y arquitectura
El aprovechamiento del territorio del Perú nos pone frente a la eviden- cia de la sabiduría de las comunidades indígenas que estructuraron, en un proceso secular, sus asentamientos, ocupando la costa, la sierra y la mon- taña. Esta vertebración de los diferentes pisos ecológicos potenciaba una circulación transversal de los bienes, el intercambio de servicios y produc- tos y facultó la localización central en la sierra de la capital en el Cuzco.
La conquista española desarticularía parcialmente este sistema. Por una parte ubicaría la capital en la costa —en una ciudad de nueva funda- ción: Lima— vinculada a las prioritarias relaciones portuarias con la metró- poli hispana. Por otra, desde fines del siglo XVI la relocalización de la pobla- ción indígena por las «reducciones» significaría una movilización que alteraría el antiguo equilibrio.
Muchas comunidades «desarraigadas» perdieron sus tierras ancestra- les que pasaron a engrosar las nacientes haciendas latifundistas, que reemplazaron a las antiguas encomiendas. La huida de los indios de los acosos que planteaba la política tributaria, la mita, el yanaconazgo y las diversas formas de «servicios personales» llevaron a finales del siglo XVII a nuevas «composiciones de tierras», con migraciones que facilitaron el pro- ceso de urbanización y la radicación de indios «forasteros». En todo caso, hacia finales del XVII se había perdido el antiguo esquema vertebrador de costa y sierra y, por ende, cada núcleo rural y urbano tendía a plantear su autoabastecimiento.
El desconocimiento de la realidad territorial y urbana es verificable en la cartografía europea de los siglos XVI y XVII. No existe ningún plano feha- ciente del Cuzco que nos muestre el conjunto de la ciudad. La mayoría de los que encontramos son reconstrucciones ideales interpretadas a partir de descripciones de los cronistas. Recientemente se han localizado dos planos con fragmentos parroquiales del Cuzco, uno de los cuales se exhi- be —por primera vez— en esta muestra.
En otros casos, como en Trujillo, la ciudad definida por su fortificación ovalada de finales del XVII representa el imaginario de una «ciudad ideal» que sólo se articula al territorio por la red de caminos, mientras la fuerza de la traza de la muralla condiciona el propio damero de la ciudad. La instala- ción de la conquista significó, sin embargo, la inteligente apropiación de la red de calzadas incaicas, potenciada por la construcción de nuevos puentes realizados por la administración o recurriendo al sistema de peajes.
RAMÓN GUTIÉRREZ
Una de las claves de la reorganización territorial estuvo vinculada a la evolución económica de la minería. Los puntos iniciales de concentración en Potosí con la plata y de Huancavelica con el azogue, fueron luego com- plementados con centros mineros en las regiones de Arequipa, Puno, Carabaya y Tarapacá. Las ciudades mineras se apartan, en su carácter ori- ginal de campamentos, a las normativas reguladoras de la cuadrícula y se adaptan a la topografía y a los sistemas de extracción que exigían las labo- res de la minería. La creatividad para perfeccionar los sistemas de produc- ción permitiría desarrollar técnicas específicas que asombrarían a los europeos.
La arquitectura acompañaría el proceso de bonanza de las ciudades configurando su paisaje urbano. Los núcleos de nueva fundación, como Lima (1535), mostrarían las calidades de una arquitectura europea trans- culturada hasta que las realidades locales de los sismos llevaran a desa- rrollar las antiguas técnicas constructivas como la «quincha». Muchos de los principales monumentos construidos desde el siglo XVII están, pues, realizados en la región de la costa con estructuras de madera, caña, barro y estuco. Por el contrario en la sierra, en el Cuzco o Ayacucho, el uso de la piedra buscó la alternativa de la rigidez frente a los terremotos. En Arequi- pa, el sillar blanquecino con su peculiar textura definió un paisaje urbano caracterizado.
Durante el siglo XVIII las inversiones en edificios públicos marcaron el tiempo de las propuestas arquitectónicas sistematizadas para el nue- vo orden administrativo, sobre todo luego que la rebelión de Tupac Ama- ru forzara la creación del sistema de intendencias. Cajas reales, rentas de tabaco, casas de moneda, edificios de la Real Hacienda, consulados, audiencias y ayuntamientos, expresan, muchas veces con diseños que quedaron en el papel, la voluntad reorganizadora de la ilustración metro- politana.
En esta fase tardía el puerto de El Callao, que fue más operativo en los siglos XVI y XVII cuando la articulación desde Lima privilegió la circulación por el Pacífico, se vería acotado. Las causas fueron su destrucción por el maremoto de 1746 y sobre todo el paulatino crecimiento de la fachada atlántica como consecuencia de las circunstancias geopolíticas que lleva- ron a la creación de los virreinatos de Nueva Granada primero y el Río de la Plata después.
[ 202 ] CATÁLOGO. PERÍODO VIRREINAL























































































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