Page 38 - Azaña: Intelectual y estadista | eBook

Anónimo
La abuela Concepción Catarineu con Carlos, Manuel y Josefa Fotografía, Alcalá de Henares, finales s. xix
Colección privada de
María José Navarro Azaña
En 1836 la ciudad de Alcalá perdió definitivamente su universidad. La decadencia de la institución y las convulsiones ideológicas que protago- nizaron los últimos años del siglo xviii y los inicios del xix provocarían la Real Orden que a finales de octubre dispuso el inmediato traslado a Madrid de las facultades de Leyes y Cánones, manteniendo las de Teología y Filo- sofía hasta el inicio del curso siguiente. De este modo fulminante se desba- rataba aquel lejano proyecto cisneriano que logró inaugurar las aulas en 1508, tras remodelar todo el urbanismo complutense con la creación de nuevos barrios, residencias para estudiantes, construcción de colegios ma- yores y menores. Incluso se propuso a Erasmo de Rotterdam que se esta- bleciese en la ciudad, y aunque este declinó la invitación, Elio Antonio de Nebrija, Tomás de Villanueva, Pedro Ciruelo o Demetrio Ducas conforma- ron parte de un profesorado que consiguió prestigiar una de las institucio- nes culturales más importantes del Renacimiento. Sin embargo, entre 1825 y 1834 el número de alumnos no llegaba a los quinientos.
Siete años más tarde de aquella polémica Real Orden, se suprimen todos los colegios menores y en 1846 la Junta de Centralización de la Instrucción Pública saca a subasta el conjunto de edificios que albergaron la mítica Universidad. Por 70.000 reales un particular adquiere la manzana central del conjunto, aunque con la única condición impuesta de respetar la facha- da, los patios y toda construcción de reconocido valor artístico. Poco des- pués, tras esquilmar una buena parte de lo adquirido para material de edi- ficación, revendió los edificios a don Javier de Quinto, que comenzó por desmontar las campanas de la iglesia, las cresterías del Patio Trilingüe y demolió por completo el simbólico arco de ladrillo que utilizaban las auto- ridades académicas como palco tribuna cuando asistían a los actos de la
ALCALÁ Y EL ESCORIAL
Vicente Alberto Serrano
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