Page 300 - Azaña: Intelectual y estadista | eBook

Luis Bagaría
Azulejo con caricatura de Azaña Realizado en 1931 en el taller del ceramista Manuel Pastor Montilla Colección madridantiguo
BAGARÍA SE MANTUVO SIEMPRE FIEL, HASTA SU MUERTE,
a unos principios, muy generales si se quiere, pero básicos y fundamentales. Por ejemplo, su antimilitarismo, ya definido por su amigo y maestro San- tiago Rusiñol en su pieza teatral El héroe. También su anticlericalismo, su antimonarquismo, que le llevó siempre a pertenecer a partidos republica- nos. Por eso pudo poner en solfa la España oficial, representada por el rey, los militares, los obispos y los caciques, o la vieja España, en contraposición a la nueva, que patrocinaba Ortega y de la que participó activamente.
El punto de inflexión de su republicanismo sería 1917, año de la huelga general, con una portada genial. Era en el número 17 de la revista Espa- ña, correspondiente al mes de mayo. En ella se nos muestra a un turista en un museo ante una corona real encerrada en una vitrina, sobre cuya base se orina un perro de aspecto divertido, y su correspondiente pie: “Según reza la Guía –comenta el turista–, este chisme dejó de usarse a principios del siglo xx”. Desde esta fecha hasta 1931 no dejará en paz a la monarquía, contribuyendo, nunca sabremos cuánto, a su derrocamiento.
El 12 de julio de 1917, el dibujante insiste. Esta portada representa a un león español desbordante, con las uñas afiladas y el reloj puesto en hora, esperando entrar en acción. “Levántate, que ha llegado la hora”, grita una matrona con gorro frigio al enfermo encamado.
Desde el 14 de abril de 1931, podemos decir que Bagaría vive y trabaja para consolidar el nuevo y joven régimen. Durante la etapa constituyente, el humorista gráfico de Crisol se convierte en uno de sus más adelantados de la reciente forma de Estado que, como pocos, había ayudado a traer.
LUIS BAGARÍA, REPUBLICANO, Y CARICATURISTA DE AZAÑA
José Esteban
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