Page 11 - Azaña: Intelectual y estadista | eBook
P. 11

de odio y de enfrentamiento que vuelve a asomar, impidiendo su retorno. Paz, piedad y perdón.
Creo sinceramente que el mejor elogio que podemos hacer de esta exposi- ción es que resulta absolutamente fiel a la esencia de Azaña. Y es así porque no se limita a mostrar, a exhibir, sino que enseña, en el sentido didáctico de la palabra. Aquí confluyen lo personal y lo colectivo; recorremos la tra- yectoria de un hombre, y al mismo tiempo asistimos al desarrollo histórico de un país. Vemos la manera en que ese hombre fue construyendo un proyecto de vida, y al mismo tiempo presenciamos el proceso de construc- ción de España al que precisamente dedicó esa vida.
Resulta entonces profundamente instructivo comprobar cómo los hitos de una biografía sirven para mostrar elementos esenciales de nuestra propia historia. Algo especialmente pertinente en el caso de quien creía, como repitió en numerosas ocasiones, que la educación lo era todo.
Mucho se ha escrito y mucho se ha estudiado sobre Azaña, desde todos los puntos de vista. Más allá de los juicios y los posicionamientos ideológicos, nunca es fácil abordar una figura poliédrica como la suya. Incluyendo, por supuesto, las luces y las sombras que inevitablemente rodean la obra de todo personaje histórico.
Hablamos de un intelectual que, al hilo de los acontecimientos que prota- gonizó, se vio transformado en un hombre de acción. Pero la acción polí- tica nunca puede disociarse de la personalidad de quien la desarrolla. Se asienta sobre principios e inquietudes que se mantienen constantes en todos los terrenos de la vida. De ahí el acierto de los organizadores en mostrarnos al mismo tiempo a la persona y al personaje.
Los múltiples perfiles de Azaña quedan perfectamente recogidos en la do- cumentación y los materiales aquí reunidos. También las aristas. Quien se aproxime a él siguiendo el recorrido propuesto podrá elaborar su propio balance de cuentas: los aciertos y los errores, las virtudes y los defectos. Pero lo que nadie cuestionará son las cualidades de un estadista que brilló sobre todo por su capacidad para leer los escenarios políticos y dibujar grandes líneas de actuación transformadora.
Llamarán también la atención, sin duda, sus extraordinarias dotes como orador. Discursos como el del Frontón Central de Madrid, el 14 de febrero de 1933, suponen un hito difícilmente superable en la historia política española, demostrando qué ocurre cuando a un contenido extraordinario se le dota de una arquitectura verbal exacta y arrebatadora. Y la posibilidad que nos brinda la muestra de ver las imágenes del también famoso discurso de Comillas del 20 de octubre de 1935 servirá para reforzar la impresión que todavía hoy produce la oratoria de Azaña.
10



























































































   9   10   11   12   13