Page 92 - Eduardo Mendoza y la ciudad de los prodigios
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Mentalmente comparaba el cuerpo de Delfina con el de las mujeres de los obreros de la Exposición, a las que había visto en la playa aliviarse de los rigores del verano jugue- teando con las olas, casi desnudas. Qué extraño, pensó, qué distinta la veo ahora.
La ciudad de los prodigios
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