Page 160 - Eduardo Mendoza y la ciudad de los prodigios
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He olvidado la fecha exacta de nuestro encuentro. Sé que fue a principios del otoño del 17. Habían finalizado las turbulentas jornadas de agosto: las Juntas habían sido disueltas; los suboficiales, encarcelados y libertados; Saborit, Anguiano, Besteiro y Largo Caballero seguían presos, Lerroux y Macià, en el exilio; las calles, tranquilas. De las paredes colga- ban pasquines que la lluvia deshacía. Lepprince hizo su aparición a última hora de la tarde, pidió ver a Cortabanyes, fue introducido al gabinete y ambos conferenciaron una media hora. Luego Cortabanyes me llamó, me presentó a Lepprince y me preguntó si tenía comprometida la noche. Le dije la verdad, que no. Me pidió que acompañara al francés y le prestase mi ayuda, que me convirtiese, por una noche, en «algo así como su secretario particular».
La verdad sobre el caso Savolta
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