Page 41 - Carlos III. Proyección exterior y científica de un reinado ilustrado
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 LAS RELACIONES INTERNACIONALES EN LA EUROPA DE LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XVIII 39
(Tratado de Methuen, 1703)25. En la primera mitad del siglo XViii, las relaciones entre España y Portugal estuvieron lastradas por el contencioso de la Colonia de Sa- cramento, un establecimiento que los portugueses habían fundado en 1680 en territo- rio del actual Uruguay frente a Buenos Aires y que España siempre consideró ilegal. Carvajal quiso solucionar todas las fricciones existentes para estrechar la alianza anglo-portuguesa y firmó con el monarca lusitano, José I (1714-1777), el Tratado de Madrid (1750) por el que se canjeaba Sacramento por otros territorios en la zona del Paraguay. Ensenada se opuso a la ejecución del acuerdo por considerarlo contrario a los derechos españoles sobre aquellas tierras. Mientras duraban las difíciles conver- saciones para establecer los límites de las respectivas zonas, el marqués informó del asunto al presunto heredero de la Corona, Carlos de Nápoles, que manifestó su pa- recer completamente contrario a la negociación. El resultado final fue la caída de Ensenada y su destierro a Granada aunque finalmente el tratado no se llevó a efecto.
La caída de Ensenada (julio de 1754) también tuvo que ver con la actuación del embajador inglés que sirviéndose de Ricardo Wall (1694-1777), sustituto de Car- vajal tras su muerte en 1754, hizo llegar al rey pruebas de la existencia de un proyec- to en el que Ensenada proyectaba atacar los establecimientos británicos en el golfo de México, plan que no había sido consultado con el monarca. Además de la caída del ministro, la cancillería inglesa logró de este modo que el programa de desarrollo naval se congelara.
La idea del equilibrio europeo había sido puesta a prueba a lo largo de toda la primera mitad del siglo. Sólo unos meses después de que Emerich de Vattel (1714-1767) publicara en 1758 su Droit des Gens26 en el que abogaba una vez más por imponer en el plano internacional ese ideal de equilibrio para que “(...) ninguna potencia se en- cuentre en estado de predominar abiertamente y de imponerse a los demás”27, Gran Bretaña ocupó Quebec en el contexto de la Guerra de los Siete Años que enfrentaba a ingleses y franceses desde 1756. Era la prueba de que el sistema de equilibrios y alianzas había colapsado para dar paso a un estado de confusión diplomática y de guerra global. España recibió presiones y tentadoras ofertas de ambos contendientes pero FernandoVI sostuvo hasta su muerte (agosto de 1759) la posición de neutralidad armada y vigilante que había caracterizado su reinado. No obstante la agresividad británica traducida en el apresamiento arbitrario de buques españoles, en el estable- cimiento ilegal fundado en Honduras para explotar el palo de campeche y en el au- mento de las actividades de contrabando, obligó a la diplomacia española, tras deno- dados esfuerzos por mediar en el conflicto, a abandonar su tradicional política de equidistancia. Para Carlos III no hubo más salida que firmar con Francia el Tercer Pacto de Familia (1761) que significó poco después, la entrada de España en una guerra en la que los antagonismos europeos quedaron relegados a un segundo plano mientras las rivalidades coloniales se convertían en la causa fundamental de enfrentamiento.
25. MARTÍN MARCOS, David. “La paz hispanoportuguesa de 1715: la diplomacia ibérica en Utrecht”. Cuadernos de Historia Moderna (Madrid). 37 (2012), pp. 151-175.
26. VATTEl, Emerich de. Le “Droit
des Gens” ou principes de la loi, naturelle appliques a la conduite aux affairs des nations et des souverains. London: [s.n.], 1758, 2 tomos.
27. GÓMEZ SÁNCHEZ, Yolanda; Javier AlVARADO PlANAS. Enseñar la idea de Europa. Madrid: UNED, 2005, p. 176.



























































































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