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los niños solían visitar a mi abuela. El tío Kumoi envió una fotografía que él y otro pariente en Sa’ipan creían que era Maria, identificándola por error como mi cuarta abuela. La historia oral y la genealogía nos han ayudado a establecer ese vínculo, pero es necesario verificarlo.
La genealogía es importante para las familias CHa- moru porque reafirma cómo y con quiénes guarda- mos parentesco, para que los más pequeños traten con respeto a los mayores en acontecimientos públi- cos o encuentros familiares. Una de las principales formas que tienen las familias CHamoru de establecer su linaje es mediante apodos desarrollados a partir de sus apellidos, con los que se distingue a los familiares consanguíneos. Estos apodos se llaman råmas fami- lia y hacen referencia a la asociación entre personas a través de una rama, un clan o una unión matrimo- nial. Mi madre pertenece a la råmas Cabesa/Budoki/ Kotla, y mi padre, a la råmas Maca/Aragon. El apodo de una familia es particularmente importante para la práctica CHamoru de reciprocidad y respeto por los muertos. Las esquelas en la prensa a menudo identi- fican a los finados con un «más conocido como» don- de se indica la råmas, es decir, la filiación familiar. La råmas familia también es indicativa del carácter de los miembros de la familia, así como su reputación o su estatus social.
También fue la historia oral la que me permitió co- nocer la vida y las dificultades propias de los años 1890 para la familia de mi madre. Mis bisabuelos por parte materna, Josefa Quintanilla Aguon (1860-1938) y Jose Taitano Flores (h. 1859-?), se casaron y tuvieron cinco hijos en Guam. Un pariente de mi bisabuela, grumete en un barco ballenero, viajó a Yap y Palaos y fue testigo de las activas relaciones comerciales de los balleneros con Hong Kong y Japón. Relató a su familia lo que ha- bía visto: Yap y Palaos eran territorios adecuados para la ganadería, y que la copra era un sector próspero en las islas. A mis bisabuelos maternos les pareció una buena oportunidad comercial, de modo que se tras- ladaron con sus cinco hijos a Palaos, a donde llega- ron en marzo de 1896. Mi bisabuelo Jose regentaba la plantación de copra del capitán David Dean O’Keefe. Mi abuelo, Francisco Aguon Flores, nació el 10 de ene- ro de 1898, siendo el mayor de los tres últimos hijos que tuvieron en Palaos.
La decisión de mis bisabuelos de emigrar a Palaos supuso para sus hijos la oportunidad de aprender pa- lauano, japonés, alemán, yapés e inglés, y varios de los hermanos de mi abuelo se casaron con alemanas y marshalesas-escocesas.
3 TULU. LAS MARIANAS HOY: PATRIMONIO E IDENTIDAD
Figura 82: Francisco Aguon Flores de pie, detrás de su esposa María Pangelinan con su hijo en brazos, Francisco Rudolf, su hija Frederica Te- resita sentada y su hijo Edward William de pie con su padre. Sa’ipan, Islas Marianas del Norte, ca. 1934. Foto cortesía de Frederica Flores Santos.
A los 13 años, mi abuelo Francisco se trasladó a Yap, por sugerencia de los sacerdotes alemanes, que le pro- pusieron que ingresara en el clero. Su capacidad para aprender idiomas enseguida supuso una ventaja. Sin embargo, en 1914, a los 16 años, decidió abandonar la carrera eclesiástica, aunque se quedó en Yap, don- de sobrevivió a la Primera Guerra Mundial. Mi abuelo hablaba y escribía en lengua CHamoru, una habilidad que resultaría de gran utilidad. En su diario, apuntaba la ubicación de las lindes de las propiedades, el tama- ño de las fincas y la descripción de las tierras que ad- quirían las familias CHamoru en Palaos. Mi madre pi- dió ayuda a Anthony Ramirez, historiador de la Guam Historic Resource Division, para traducirlo. La infor- mación del diario de mi abuelo fue presentada ante el Tribunal de Palaos por mi primo, Anthony Reyes Borja, en representación de los intereses de su familia