Page 37 - 100 años en femenino
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la doble jornada laboral —el trabajo asalariado en la esfera pública y el trabajo doméstico en la esfera privada—. Por ello, consideraba necesarias unas condiciones laborales distintas para las mujeres, tal como la «semana inglesa» del sábado tarde libre de trabajo asalariado, para asegurar el mejor cum- plimiento del trabajo doméstico de las trabajadoras.17
Destacaban, además, las corrientes de feminismo basadas en una tradición laicista y librepensadora que tenían arraigo en Valencia, Barcelona y Málaga. Mujeres como Ángeles López de Ayala, Rosario Acuña o Amalia Domingo Soler desempe- ñaron un papel decisivo en los campos sociales y educativos. Transmitieron un discurso emancipador de signo obreris- ta que difundían en múltiples publicaciones y actos públi- cos. Su meta era la defensa de la autonomía de las mujeres mediante la regeneración social y promovían un feminismo laico, de valores seculares asentados en los planteamientos republicanos. A finales de la Primera Guerra Mundial, el feminismo laico adoptó la defensa del sufragio como ele- mento decisivo de su plan de actuación. En abril de 1918 se fundó en Valencia la Liga Española para el Progreso de la Mujer con el propósito de crear un pacto en defensa de los intereses de las españolas y del sufragio femenino. En 1919, la Sociedad Progresiva Femenina, la Liga Española para el Progreso de la Mujer, la anme, la Sociedad Concepción Are- nal de Valencia y la Asociación Mujer del Porvenir de Bar- celona establecieron el Consejo Supremo Feminista con la finalidad de coordinar la lucha feminista y conquistar el sufragio femenino.18 En 1920, Carmen de Burgos promovió el asociacionismo feminista con la fundación de la Cruzada de Mujeres Españolas, que se consagró a la lucha sufragista y a la mejora de la condición cultural y social de las españolas. En 1921 organizó una de las primeras manifestaciones públi- cas sufragistas en Madrid, cerca de las Cortes, donde entregó un manifiesto a los diputados que reclamaba la igualdad de ambos sexos en derechos civiles y políticos, la participación de las mujeres en jurados y carreras profesionales, la supre- sión legal de la prostitución, la investigación de la paterni- dad y la equiparación en derechos de hijos legítimos e ilegíti- mos. Para mediados de la década de 1920 se había generado un feminismo sufragista basado en el principio de la igual- dad entre hombres y mujeres. Por otra parte, empezaron a surgir espacios femeninos como los foros de debate sobre la emancipación de la mujer y cuestiones culturales y políticas en clave femenina. Destaca la creación del Lyceum Club de
 Carmen de Burgos
La mujer moderna y sus derechos (portada)
Valencia, Sempere, cop. 1927 Biblioteca Histórica de Madrid
 38—Mary Nash Las mujeres en el último siglo





























































































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