El Retablo de las Maravillas es una obra cervantina que ejemplifica a la perfección el entremés del teatro español del Siglo de Oro; pieza breve, de un sólo acto, dispuesta para ser representada entre acto y acto de una obra teatral, de carácter jocoso y burlesco, con mucho movimiento y griterío de los personajes.
Los temas abordados en este entremés son de carácter universal (amor, familia, educación, posición social, religión, trabajo…) y en el proyecto Miguel EN Cervantes están relacionados con momentos de la vida de Cervantes que contienen la misma temática con el objetivo de descubrir tanto al lector del cómic como al visitante de la exposición, el ser humano fascinante y desconocido que fue Miguel de Cervantes. Un recorrido por la vida y obra de un personaje que vivió en los siglo XV y XVI pero cuya forma de encarar la vida puede traerse al presente y funcionar como modelo representativo de valores actuales en los que el visitante puede reconocerse. Se trata de un viaje al pasado para mostrar la vigencia de Cervantes y su obra.
En la elaboración del cómic colaboran los ilustradores David Rubín, con una estética que acentúa lo ficticio, para la parte sobre El Retablo de las Maravillas y Miguelantxo Prado, dibujante más realista, para la biografía de Cervantes. Ambos respetan en sus ilustraciones el componente histórico.
La historia de El Retablo de las Maravillas es una versión de un cuento oriental anónimo que tuvo varias adaptaciones en occidente, desde uno de los cuentos de El conde Lucanor (De lo que contesció a un rey con los burladores que ficieron el paño) hasta El traje nuevo del Emperador que recopiló Hans Christian Andersen. En el Retablo de las maravillas de Cervantes, unos pícaros (Chanfalla, el propietario del retablo, y su compañera Chirinos) entran en un pueblo con la idea de ofrecer una función insólita. En el retablo (teatro pequeño en el que los actores son marionetas) se verá una historia con la particularidad de que no puede ser vista por hijos bastardos o por gente de sangre no pura, es decir, por aquél que no fuese cristiano viejo y tuviese ascendencia mora o judía (tan de acuerdo con los estatutos de limpieza de sangre de la época). El espectador, consciente de que están timando a los asistentes, incluyendo a las autoridades, se divierte por la crítica de costumbres que supone esta trama. Acaba el entremés con la llegada de un militar que exige al poder político municipal alojamiento para sus exhaustos soldados. Al no conocer el supuesto poder del retablo no le importa decir que no ve nada. Ante esto los timados comienzan a mofarse de él y, afrentado, se enfada, con el desenlace de entremés a palos.
> Entrevista con la comisaria (MP3)