La exposición Botánica. After Humboldt ofrece un conjunto de fotografías de seis autores contemporáneos (Manel Armengol, Alberto Baraya, Joan Fontcuberta, Juan Carlos Martínez, Rafael Navarro y Juan Urrios) con una mirada creativa y muy novedosa sobre la ciencia de la botánica. Se busca de este modo la confluencia, en un mismo plano de arte y ciencia. Junto a las imágenes de los fotógrafos, Calcografía Nacional aporta, procedente de sus archivos y colecciones del siglo XVIII, una selección de grabados originales que contrastan con la rigurosidad de la perspectiva fotográfica.
Botánica. After Humboldt combina con delicadeza y sin estridencias conocimiento y experiencia, siendo ambas aportaciones complemento necesario para comprender el recorrido histórico de la concepción plástica que de la botánica se ha tenido desde el siglo de las luces.
Desde siempre la botánica ha estado vinculada al conocimiento del mundo que nos rodea, a conocer y reconocer nuestro mundo real y cambiante. Los primeros estudios de plantas nacen de la necesidad de analizar este mundo, la naturaleza en profundidad. Y plantas y flores son los elementos más inmediatos porque brindan la posibilidad, gracias a su estatismo, de ser retratados y clasificados. Desde el mismo momento en que el primer estudioso traslada la planta al papel, en vez de secarla o atraparla en el tiempo como a una mariposa muerta, la dibuja y reproduce y se da un paso de imposible retroceso. En ese instante se sientan las pautas para una nueva interpretación de la naturaleza, pero también para la aparición de nuevos géneros en el arte.
La botánica junto con el estudio de la fauna autóctona fue unos de los motivos que propiciaron grandes expediciones científicas, exploraciones de gran importancia para la política colonialista, la expansión fronteriza, la conquista de nuevos mundos y la dominación y la explotación económica que conllevaron.
La llegada de la fotografía significó un gran cambio para la ciencia botánica. Como nueva herramienta de observación no se puede comparar con los dibujos que podemos ver en los archivos botánicos. Sin embargo, es a través de la fotografía como las plantas y las flores reciben un tratamiento único, se convierten en temas esenciales, y en muchos trabajos fotográficos prácticamente únicos. Una naturaleza reproducida de mil formas que se pueden englobar en dos grandes bloques: la realidad y la ficción. Para algunos fotógrafos, las plantas y las flores son la parte de la naturaleza más cercana con la que poder trabajar. Para otros es un territorio abierto a la manipulación genética, al engaño, a la suplantación, porque entre verdad y mentira apenas hay diferencia, y la poca que exista la fotografía la borra definitivamente.